Existieron varias
comunidades indígenas, que al estar culturalmente cercanas unas de otras, pues
habitaban el este de Arizona, noroeste de México, nuevo México, y regiones de
Texas y de las Grandes Llanuras, se les denominó de igual manera a todos sus
habitantes. Estos eran nómadas, se caracterizaron por su ferocidad y por una
fuerte resistencia cultural como grupo. Eran grandes exploradores y conocían
perfectamente su vasto territorio, el cual siempre defendieron tenazmente. Eran
cazadores y recolectores de productos silvestres, se convirtieron en invasores
de tierras pastoriles y agrícolas de otros grupos, hacían trueque y practicaban
el pillaje para subsistir.
Su religión no estaba
fuertemente estructurada, y la vida religiosa la dirigían chamanes. Nunca
tuvieron una creencia organizada en el más allá, lo prioritario para ellos era
la supervivencia, de ahí la importancia de los ritos curativos y la ausencia de
una extensa teología, realizaban ritos relacionados con el ciclo de la vida,
entre los que se incluía los primeros pasos de un niño y sobre todo la
ceremonia de la pubertad.
Mirando el
diccionario veo que hay una entrada muy interesante sobre el nombre de estas
tribus, de las que se tiene constancia desde el año 1540 y que habían emigrado
desde Canadá, desconociéndose los motivos.Transcribo lo encontrado - Malhechor
de los bajos fondos de París- esto es lo que me ha interesado, lo que me ha
llevado a escribir este relato basado en un hecho real, en la historia de
nuestros antepasados, esa que está escrita con sangre y fuego, con terror y
muerte y de la que nadie debiera sentirse orgulloso.
Después de una
mala noche suele nacer un peor día, como es el caso de hoy, las bajas presiones
se han instalado para quedarse en mi
cabeza dejándome sin fuerza para escribir, apenas me dejo llevar por el sonido
del “clave” que suena y repiquetea en mi mollera, así que no soy responsable
del desaguisado que estoy a punto de cometer en este rosario de palabras
inconexas.
Ya en la cama,
esta mañana esbozaba la idea, enlazaba cosas inconexas –como siempre- pero me
resultaba chocante lo que pensaba, un sin sentido una vez más, no lograba hilar
ni tejer una maraña que fuese entendible ni por mí mismo, era una suerte de
majaderías, todas en formación militar y muy bien ataviadas, pero nada
homogéneas, con lo cual era desastroso el resultado final de mis pensamientos.
Con eso no podría montar un argumento capaz de convencerme a mí mismo y así
encaminarme a trabajar normalmente, sin que las angustiosas nubes desbarataran
otro aciago día.
A raíz de que
estos pueblos fueron aniquilados, se puso su nombre a un animal, ya nadie
podría sentirse herido, pues nadie había,
este curioso bicho, puede alcanzar una velocidad máxima de 320 Km. por hora y
tiene una autonomía de vuelo de 1.800 Km.
Su morfología aún siendo un tanto extraña, es muy
versátil, ya que su vida gira en territorios muy hostiles, en los cuales tiene
que intentar sobrevivir. Este
iletrado puede volar en condiciones climáticas adversas, tanto de día como de
noche, usando aviónicas y electrónicas
de última generación, como el sistema de adquisición y designación del
objetivo, el sensor de visión nocturna del piloto (TADS/PNVS), las
contramedidas infrarrojas pasivas, sistema de posicionamiento global (GPS) y el
sistema de visualización de pantalla integrado en casco. Posee asientos
blindados y fabricados de kevlar ligero por si tenemos la necesidad de hacer un
viaje con él para comprender su forma de vida. Los ojos los protege por medio
de unas gafas con cristales PPG, que están diseñadas para proporcionar un campo
de visión óptimo.
Tiene dos estructuras alares en los laterales,
cada una con dos pilones articulados inferiores y un punto de anclaje en el
extremo. Con todo esto podemos ver que nuestro animalario queda completo, bien
podría tratarse de una gran fiera antediluviana, pues sus medidas son de
dieciocho metros de longitud y diecisiete metros de envergadura con sus alas
desplegadas, cosa que sólo hace cuando vuela, además si no es suficiente su
tamaño para amedrentarnos posee diversas formas de defensa y ataque, con su
peso podría aplastarnos, pues con sus 5.165 Kg. y su altura de casi cuatro
metros le resultaría facilísimo laminarnos a nosotros y a la gran mayoría de
los animales presentes en nuestro mundo.
Pero, la pregunta
no tiene respuesta para mí, porque no entiendo como le han puesto a esta bestia
el mismo nombre que a un pueblo que ya
desde 1540, los primeros exploradores españoles de las tierras norteñas de la
Nueva España emprendieron una larga lucha contra ellos. En 1598, Juan de Oñate,
al tomar posesión de las tierras de Nuevo México, mandó dividir sus poblaciones
para reducirlos, pero el esfuerzo fue en vano, ellos y otras tribus indígenas
no se dejaron someter y decidieron quemar y destruir muchas poblaciones
españolas de los territorios norteños de la Nueva España.
En 1825, el
gobierno mexicano inicia un segundo periodo para pacificar a los apaches y
unificarlos en poblaciones unidas, el cual fue un gran fracaso para los
intermediarios mexicanos. Con el tratado de Guadalupe-Hidalgo de 1848, firmado
por México y Estados Unidos, el territorio de los indígenas quedó dividido
entre EE.UU. y México, provocando la dispersión del grupo y grandes
descontentos contra ambos gobiernos. Las tribus se dispersaron por las tierras
de Arizona, Nuevo México, Texas, Oklahoma, Chihuahua, Sonora, Coahuila, Durango
y Zacatecas.
En 1928 el
gobierno de México declara oficialmente extinta la etnia en territorio mexicano
y las 3000 personas que sobrevivieron en tierra estadounidense fueron sometidas
finalmente en reservas de los estados de Arizona, Nuevo México y Oklahoma.
Debe notarse la
lógica diferencia entre la narración de los mismos hechos desde los tres puntos
de vista diferentes, estadounidense, mexicano y de los propios defenestrados.
Al analizar las crónicas de la época se debe tomar en cuenta las motivaciones y
justificaciones de cada punto de vista pues todas son muy parciales.
Sin pararme a
analizar ni a posicionarme en la historia ni sus crímenes sólo me queda
preguntarme si realmente hemos aprendido algo, pues volvemos a tropezar una y
otra vez en la misma piedra, todo sigue igual, nos matamos y nos aniquilamos sigue
sin importarnos que todos somos iguales y hechos del mismo material y que no
nos diferencia ni la cuna ni el lugar donde hemos nacido, pues todo es
circunstancial.
Pienso y me
entristezco pensando en la historia y sus brutales consecuencias, porque nuevamente
los “apaches” son fuertes guerreros…