El
naranja es un color alegre, libera las emociones negativas, te hace sentir
menos inseguro, menos penoso, más comprensivo con los defectos de los demás y te
aporta ganas de perdonarlo todo, además estimula la mente, renueva las ilusiones
en la vida y es el perfecto antidepresivo, pues nos da esa energía que
necesitamos para llegar a crear todo aquello que deseemos y así lograr la
felicidad absoluta.
Perfecto, necesito ser naranja, crear
naranja, no puede ser tan difícil, desde este mismo instante quiero convertirlo
todo en el complementario del azul, sentirme así de vivo, así de feliz, nunca
hubiera imaginado que pudiera ser tan fácil, pintemos la ciudad de naranja, los
árboles de azul…
No sería tan difícil lograr la paz
mundial, con un sólo chasquido de los dedos podemos hacerlo, si cada uno de
nosotros pintásemos una pequeña parcelita de nuestro hábitat lo habríamos
logrado, sería magnífico si no fuera por un pequeño fallo, algo que me he
encontrado un poquito más adelante en mi investigación sobre la felicidad y la
armonía. Resulta que mi color favorito, aquel con el que iba a pintar mi vida, mi
mundo, tenía una pequeña tara, ese contrapunto necesario para que todo funcione
perfectamente, pero que en el naranja es tan controvertido, o al menos eso
pienso yo que me deja sin argumentos para poder pediros que encalemos nuestra
cúpula de ese color, para que cuando llueva ilumine nuestras vidas.
Como contrapartida el individuo con color
naranja puede llegar a desarrollar unas cualidades totalmente contrarias a lo
que deberían, es decir, puede convertirse en una persona manipuladora que hace
lo que sea para conseguir cumplir sus deseos. Es por ello que en vez de querer
ayudar a los demás, se vuelve egoísta y poco sociable.
Que desastre, que desilusión, acabo de
perder mi nueva tonalidad, resulta que también puede ser todo lo contrario, -
no seas naranja- podrían decirnos, y en mi caso no se equivocarían, esa acidez
que me caracteriza seguro que me la infiere ese color, esa fruta. Ya no sé cómo
arreglar este mundo, mi mundo, se me han caído los palos del sombrajo y no sé
muy bien cómo focalizar esta nueva derrota, pero lo cierto es que tampoco
podría ser tan fácil arreglar el mundo con unas pinceladas de color, eso ya se
le habría ocurrido a alguien, pues a lo largo de la historia ha habido todo
tipo de movimientos, partidos, marcas y personajes encarnados e inspirados en
él, incluso en la guerra de Vietnam usaron una mezcla de herbicidas hormonales
llamado “Agente naranja”, y todo ello con mi color favorito. Aunque sólo haya
sido por unos minutos, he podido disfrutar de su fuerza y vigor, para luego
dejarme arrastrar hasta el fondo de mis propias inmundicias. Si fuera naranja
sería el peor de los naranjas, el más turbio de todos, sería un naranja fétido
y desalmado, solitario y altanero, prefiero que nadie me vea así pintado con
ese maloliente color que ha infectado mi cuerpo y alma.
Estaba triste, apesadumbrado, no pude
captar la intensidad y las posibilidades de la confidencia que había llegado
hasta mí, nuevamente estaba cegado y cerrado a todo razonamiento que me llegara
por los cauces no autorizados por mi obtusa mente. Estaba frente a algo único y
no supe comprenderlo hasta un tiempo después, cosa que ahora agradezco, pues ya
estoy totalmente preparado para absorberlo y contaros la maravillosa historia
que me ha pasado.
El aire se hacía irrespirable por
momentos, y en esta ocasión no era una pesadilla, mi corazón no estaba oprimido
por mi enorme pecho, no estaba bocabajo en la cama, pues mi posición era
erguida, algo encorvado, pero en posición vertical, estaba mirando fijamente al
cielo, pues presentía algo anormal a mi alrededor, el calor se hacia insoportable
y la luz se estaba tamizando, perdían pureza los colores de todo lo que me
rodeaba, no podría interpretarlo con palabras, pero lo cierto es que la
situación se tornaba peligrosa y muy extraña. Ya el lugar se estaba
convirtiendo en irreconocible para mí, todo era más grisáceo, estaba
anocheciendo en pleno día, apenas podía reconocer ninguna tonalidad a mi
alrededor, pero yo seguía allí quieto, intentando comprender aquello que estaba
sucediendo a mi alrededor. Nunca hubiera podido correr aunque creo que no lo
intenté, todo parecía un mal sueño, pues allí anclado tendría que esperar el
fatídico desenlace, debía esperar que las fuerzas extrañas que me rodeaban me
llevaran a esa otra dimensión desconocida que sabía que se abriría frente a mí
en cualquier momento. Todo pasaba muy rápido, no podía pensar ni analizar la
situación, me notaba confuso y acobardado, ya todo estaba terminando y yo allí
quieto, inmóvil, absurdamente ni siquiera sudaba a pesar de las altas
temperaturas a las que estaba siendo sometido.
Sólo cabía esperar, dejarme arrastrar por
la marea que llegaría de un momento a otro, ese tsunami sería lo último que
vería y nunca más podría escuchar a Mozart ni deleitarme con el grave y sonoro
timbre de Cello, pensando que es la voz aguardentosa de una cupletista entrada
en años llorando una triste melodía mientras lo arropa entre sus piernas.
Aquello que había empezado como un bonito
día de campo se convirtió en algo difícilmente imaginable para cualquier
mortal, la peor de mis pesadillas se enfrentaba a mí en plena vigilia. Pero
aquel día no era uno más del año, estábamos en Noviembre, concretamente era el
día de “Los muertos”, y eso era muy importante, aunque yo en aquel momento lo
ignoraba, nunca olvidaré ese día.
-El Día de Muertos es una celebración mexicana de origen
prehispánico que honra a los difuntos el 2 de noviembre, comienza desde el 1 de
noviembre, y coincide con las celebraciones católicas de Día de los Fieles
Difuntos y Todos los Santos, se cree que
los familiares fallecidos regresan a casa, donde se les honra con banquetes,
celebraciones y elaboradas ofrendas. De acuerdo con la leyenda, las mariposas
monarca que llegan a México en estas fechas son en realidad las almas de los
fallecidos que regresan a este mundo. Hay registro de celebraciones en las
etnias mexica, maya, purépecha y totonaca. Los rituales que celebran la vida de
los ancestros se realizaban en estas civilizaciones por lo menos desde hace
tres mil años.-
Nunca me había percatado de ese detalle,
que un día como otro cualquiera tuviera esa trascendencia en la vida de muchas
personas, incluso ya para mí también desde este momento en que estoy relatando
mi profunda experiencia extrasensorial, sin poder transmitir todo aquello que
percibí de manera clara y concisa, pues hay que tener en cuenta el estado en
que me encontraba, debido a la situación tan extraña que estaba viviendo, aún
así intentaré hacerlo de una manera clara y sencilla.
Finalmente pude comprobar el porqué de
aquellos cambios tan espectaculares a mi alrededor, pues se trataba de una gran
nube naranja, ese color que me perseguía desde el inicio del relato, se
acercaba a mí de forma rápida e inexorable, me atenazaba y a la vez me
excitaba, y cuando todo se cubrió de ese mar de nimbos agrios vi claramente que
se trataba de algo que la naturaleza obsequiaba todos los años a los habitantes
de México y al mundo entero, los bosques se pintan de naranja en Michoacán, entre 60
millones y un billón de mariposas emprenden el viaje desde el Este de Canadá y
hasta los bosques del Centro-Occidente que es el lugar donde vive mi amigo Teodoro
Lavín León, que es un pintor expresionista y activista político muy
comprometido, este gran luchador de las causas justas me ha revelado el secreto
en un maravilloso libro cuajado de tricolores lepidópteros, esos que año tras
año recorren casi cinco mil kilómetros para posarse en los templados bosques de
su comarca.
Los
algodoncillos que comieran las orugas de las” Danaus plexippus” se han convertido en papel, para que fielmente
plasmara su vuelo, su migración, y en definitiva su vida y que así pudiera yo
disfrutar aquello que lleva viendo desde su niñez. Pero además como escritor reconocido
que es, entre el vuelo grácil de las monarcas me explica, me conduce y me lleva
a través de su mundo, de sus mundos a ver y sentir todo el proceso del milagro.
Su verbo lo transcribo seguidamente:
Migrante que baila entre las flores
Mariposa que vuela y revuela sobre la nada
Naranjas de vuelo intercontinental que surcan el cielo de América
Valientes como naves de Avatar que enfrentan vientos diferentes
Migración de América del Norte, de Canadá a México en el invierno
Mariposas que danzan en mi bosque colgadas de ramas como pencas
Llamarada de sol que inundas
nuestros cielos
Vibran, danzan en mi armonía sinfónica
Así
termina mi experiencia con el libro de las mariposas que va más allá de
cualquier tratado que nadie escribiera.