sábado, 23 de marzo de 2013

Danaus plexippus






                                             










      El naranja es un color alegre, libera las emociones negativas, te hace sentir menos inseguro, menos penoso, más comprensivo con los defectos de los demás y te aporta ganas de perdonarlo todo, además estimula la mente, renueva las ilusiones en la vida y es el perfecto antidepresivo, pues nos da esa energía que necesitamos para llegar a crear todo aquello que deseemos y así lograr la felicidad absoluta.

     Perfecto, necesito ser naranja, crear naranja, no puede ser tan difícil, desde este mismo instante quiero convertirlo todo en el complementario del azul, sentirme así de vivo, así de feliz, nunca hubiera imaginado que pudiera ser tan fácil, pintemos la ciudad de naranja, los árboles de azul…

     No sería tan difícil lograr la paz mundial, con un sólo chasquido de los dedos podemos hacerlo, si cada uno de nosotros pintásemos una pequeña parcelita de nuestro hábitat lo habríamos logrado, sería magnífico si no fuera por un pequeño fallo, algo que me he encontrado un poquito más adelante en mi investigación sobre la felicidad y la armonía. Resulta que mi color favorito, aquel con el que iba a pintar mi vida, mi mundo, tenía una pequeña tara, ese contrapunto necesario para que todo funcione perfectamente, pero que en el naranja es tan controvertido, o al menos eso pienso yo que me deja sin argumentos para poder pediros que encalemos nuestra cúpula de ese color, para que cuando llueva ilumine nuestras vidas.

     Como contrapartida el individuo con color naranja puede llegar a desarrollar unas cualidades totalmente contrarias a lo que deberían, es decir, puede convertirse en una persona manipuladora que hace lo que sea para conseguir cumplir sus deseos. Es por ello que en vez de querer ayudar a los demás, se vuelve egoísta y poco sociable.

     Que desastre, que desilusión, acabo de perder mi nueva tonalidad, resulta que también puede ser todo lo contrario, - no seas naranja- podrían decirnos, y en mi caso no se equivocarían, esa acidez que me caracteriza seguro que me la infiere ese color, esa fruta. Ya no sé cómo arreglar este mundo, mi mundo, se me han caído los palos del sombrajo y no sé muy bien cómo focalizar esta nueva derrota, pero lo cierto es que tampoco podría ser tan fácil arreglar el mundo con unas pinceladas de color, eso ya se le habría ocurrido a alguien, pues a lo largo de la historia ha habido todo tipo de movimientos, partidos, marcas y personajes encarnados e inspirados en él, incluso en la guerra de Vietnam usaron una mezcla de herbicidas hormonales llamado “Agente naranja”, y todo ello con mi color favorito. Aunque sólo haya sido por unos minutos, he podido disfrutar de su fuerza y vigor, para luego dejarme arrastrar hasta el fondo de mis propias inmundicias. Si fuera naranja sería el peor de los naranjas, el más turbio de todos, sería un naranja fétido y desalmado, solitario y altanero, prefiero que nadie me vea así pintado con ese maloliente color que ha infectado mi cuerpo y alma.

     Estaba triste, apesadumbrado, no pude captar la intensidad y las posibilidades de la confidencia que había llegado hasta mí, nuevamente estaba cegado y cerrado a todo razonamiento que me llegara por los cauces no autorizados por mi obtusa mente. Estaba frente a algo único y no supe comprenderlo hasta un tiempo después, cosa que ahora agradezco, pues ya estoy totalmente preparado para absorberlo y contaros la maravillosa historia que me ha pasado.

     El aire se hacía irrespirable por momentos, y en esta ocasión no era una pesadilla, mi corazón no estaba oprimido por mi enorme pecho, no estaba bocabajo en la cama, pues mi posición era erguida, algo encorvado, pero en posición vertical, estaba mirando fijamente al cielo, pues presentía algo anormal a mi alrededor, el calor se hacia insoportable y la luz se estaba tamizando, perdían pureza los colores de todo lo que me rodeaba, no podría interpretarlo con palabras, pero lo cierto es que la situación se tornaba peligrosa y muy extraña. Ya el lugar se estaba convirtiendo en irreconocible para mí, todo era más grisáceo, estaba anocheciendo en pleno día, apenas podía reconocer ninguna tonalidad a mi alrededor, pero yo seguía allí quieto, intentando comprender aquello que estaba sucediendo a mi alrededor. Nunca hubiera podido correr aunque creo que no lo intenté, todo parecía un mal sueño, pues allí anclado tendría que esperar el fatídico desenlace, debía esperar que las fuerzas extrañas que me rodeaban me llevaran a esa otra dimensión desconocida que sabía que se abriría frente a mí en cualquier momento. Todo pasaba muy rápido, no podía pensar ni analizar la situación, me notaba confuso y acobardado, ya todo estaba terminando y yo allí quieto, inmóvil, absurdamente ni siquiera sudaba a pesar de las altas temperaturas a las que estaba siendo sometido.

     Sólo cabía esperar, dejarme arrastrar por la marea que llegaría de un momento a otro, ese tsunami sería lo último que vería y nunca más podría escuchar a Mozart ni deleitarme con el grave y sonoro timbre de Cello, pensando que es la voz aguardentosa de una cupletista entrada en años llorando una triste melodía mientras lo arropa entre sus piernas.

     Aquello que había empezado como un bonito día de campo se convirtió en algo difícilmente imaginable para cualquier mortal, la peor de mis pesadillas se enfrentaba a mí en plena vigilia. Pero aquel día no era uno más del año, estábamos en Noviembre, concretamente era el día de “Los muertos”, y eso era muy importante, aunque yo en aquel momento lo ignoraba, nunca olvidaré ese día.

     -El Día de  Muertos es una celebración mexicana de origen prehispánico que honra a los difuntos el 2 de noviembre, comienza desde el 1 de noviembre, y coincide con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos, se cree que los familiares fallecidos regresan a casa, donde se les honra con banquetes, celebraciones y elaboradas ofrendas. De acuerdo con la leyenda, las mariposas monarca que llegan a México en estas fechas son en realidad las almas de los fallecidos que regresan a este mundo. Hay registro de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha y totonaca. Los rituales que celebran la vida de los ancestros se realizaban en estas civilizaciones por lo menos desde hace tres mil años.-

     Nunca me había percatado de ese detalle, que un día como otro cualquiera tuviera esa trascendencia en la vida de muchas personas, incluso ya para mí también desde este momento en que estoy relatando mi profunda experiencia extrasensorial, sin poder transmitir todo aquello que percibí de manera clara y concisa, pues hay que tener en cuenta el estado en que me encontraba, debido a la situación tan extraña que estaba viviendo, aún así intentaré hacerlo de una manera clara y sencilla.

     Finalmente pude comprobar el porqué de aquellos cambios tan espectaculares a mi alrededor, pues se trataba de una gran nube naranja, ese color que me perseguía desde el inicio del relato, se acercaba a mí de forma rápida e inexorable, me atenazaba y a la vez me excitaba, y cuando todo se cubrió de ese mar de nimbos agrios vi claramente que se trataba de algo que la naturaleza obsequiaba todos los años a los habitantes de México y al mundo entero, los bosques  se pintan de naranja en Michoacán, entre 60 millones y un billón de mariposas emprenden el viaje desde el Este de Canadá y hasta los bosques del Centro-Occidente que es el lugar donde vive mi amigo Teodoro Lavín León, que es un pintor expresionista y activista político muy comprometido, este gran luchador de las causas justas me ha revelado el secreto en un maravilloso libro cuajado de tricolores lepidópteros, esos que año tras año recorren casi cinco mil kilómetros para posarse en los templados bosques de su comarca.

     Los algodoncillos que comieran las orugas de las” Danaus plexippus” se han convertido en papel, para que fielmente plasmara su vuelo, su migración, y en definitiva su vida y que así pudiera yo disfrutar aquello que lleva viendo desde su niñez. Pero además como escritor reconocido que es, entre el vuelo grácil de las monarcas me explica, me conduce y me lleva a través de su mundo, de sus mundos a ver y sentir todo el proceso del milagro. Su verbo lo transcribo  seguidamente:





        Migrante que baila entre las flores

        Mariposa que vuela y revuela sobre la nada

        Naranjas de vuelo intercontinental que surcan el cielo de América

       Valientes como naves de Avatar que enfrentan vientos diferentes

       Migración de América del Norte, de Canadá a México en el invierno

        Mariposas que danzan en mi bosque colgadas de ramas como pencas

        Llamarada de sol que inundas nuestros cielos

        Vibran, danzan en mi armonía sinfónica



     Así termina mi experiencia con el libro de las mariposas que va más allá de cualquier tratado que nadie escribiera.

    

    


      

    


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