viernes, 29 de marzo de 2013

EN EL BOSQUE DE LA ALHAMBRA II



 
 
     Seguía mi fantástico paseo, pero ya mi paso no era lento porque ya
estaba volando, sentía esa sensación que tenemos los que creamos
nuestro mundo imaginario, estaba envuelto en una pura y blanca nube
de algodón cuando algo despertó mi atención, eran unas ramas de
sauce muy retorcidas, daban la impresión de ser unas manos que
aprisionaban unos brotes verdes, pensé que podía ser musgo, pues
estaba en una umbría y con la humedad y el frío seria lo mas
natural.
 
       Me acerque sigilosamente, pues también podía ser algún animal
mitológico de esos que tantas veces no encontramos en nuestra
travesía en la búsqueda de la belleza.
 
       Allí estaba yo frente a un paquetito en la copa de un majestuoso
árbol, suavemente fui abriendo los dedos que asía el preciado
objeto y allí en lo mas alto de la colina de la Alhambra estaba el
mensaje que me mandaba Jorge Echineque, nunca sabré como sabia que
iba a encontrar su obra en lugar tan recóndito e inaccesible.
 
       Una vez en mis manos abrí dulce y pacientemente aquella fruta
verde que me daba el sauce y me encontré con el mensaje de
esperanza que encontró nuestro amigo en la calle de una ciudad
lluviosa, un amor blanco y puro como la flor del azahar. Allí vio
como la tenebrosa y áspera calle también tenía rincones de
esperanza e ilusión.
 
       Bonito libro que me sugiere esa ciudad que todos conocemos, no solo
en Montevideo, sino en cualquier parte del mundo, ciudad que nos
engulle y no nos deja respirar.
 
      Encantadora obra muy profunda, tanto como la hoja que guarda en su
interior para recordarnos que siempre habrá una nueva primavera.

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