martes, 25 de septiembre de 2012

ARTISTA CALLEJERO

      El aire era limpio a pesar de estar en pleno Agosto, un calor aplastante caía sobre la ciudad de la Alhambra, la única humedad que había la llevaba yo pegada a mi camiseta, amplias manchas de sudor, paseaba por la Alcaicería.
    La Alcaicería es un barrio típico de la cultura musulmana, formado por estrechas callejuelas en torno a las cuales se alineaban las casas y se ubicaba el zoco o el mercado donde se fabricaba y vendía la seda. El Gran Bazar de Granada se extendía desde Plaza Nueva hasta la Plaza Bibarrambla, en el mismo núcleo de la medina islámica, cerca de la mezquita aljama. El origen del nombre árabe es latino. Cuando el Emperador Justiniano cedió a los árabes el derecho de vender la seda, éstos le expresaron su gratitud llamando a todos los bazares al-Kaysar-ia, o sea, "el lugar del César"En el bazar, además de las tiendas, se podían encontrar fondas para que los comerciantes se alojaran durante sus estancias. Estaba protegido a modo de ciudadela, mediante casa-muro: un cuadrilátero con frentes al Zacatín (Saqqâtîn o calle de los ropavejeros), Tinte (Darbalcata o calle de los tinteros), Oficios y Bibarrambla, provisto de nueve puertas que daban acceso al zoco, las cuales se cerraban durante toda la noche, impidiendo así el paso, y guardas vigilaban las calles interiores.
    Habían terminado las vacaciones, ya pronto empezarían las clases y deseaba dibujar, seguir llenando aquella libreta que comprara en Madrid y que ya había encuadernado con bonitas pieles cosidas a mano.
    Esa catedral, que tanto miro y admiro me entusiasmaba tanto como la temía, si fuera capaz de hacer al menos un bocetillo, me sentiría feliz, ya había hecho algún pequeño dibujo de detalles arquitectónicos de su fachada, es increíble cuanto puedes aprender de algo por el simple hecho de intentar dibujarlo, ves tantísimas cosas que nunca antes te habías fijado, es increíblemente bello el desafío.
    Después de dar varias vueltas por la plaza de las Pasiegas a los pies de la hermosa estructura me dispuse a sentarme justo enfrente de ella, estaba en el zócalo de una tienda de ropa y complementos para niños, mi espalda pegada al escaparate y mis lapiceros en el suelo dispuesto todo para que lo que estaba viendo pasara de alguna manera a mi papel, a mi pequeño cuaderno de apuntes.
    Ya desafiando las leyes del pundonor y la cordura empecé a trazar las primeras líneas de trabajo, a medir distancias, a recortar la pequeña ventana que intentaba reproducir modestamente. Difícil y ardua fue la tarea, como podía encajar tantos elementos en tan poco espacio, aprendiz de dibujante que quiere meter un todo en un poco, no aprendo, en casa siempre intento plasmar sensaciones, momentos hacer sentir al otro esa punzada de dolor de interés por lo que esta viendo, pero cuando trabajo a pie de campo me convierto en otra persona, lo quiero tomar todo, y claro luego resulta que me queda sumamente abarrotado excesivamente recompuesto, sobado por tantas pasadas en la calle, mojado por el sudor y el roce de las propias hojas unas con otras en el deambular diario buscando localizaciones.
    No fue tarea fácil, una semana tardé en terminar el proyecto, se parecía en algo a alguna cosa, fui parte de ese escaparate donde tantísimos viandantes se paraban a mirar los complementos de Hello Kitty. Bueno también se pararon algunas personas a ver mi trabajo, incluso me fotografiaron varios, aún no estaba acostumbrado a eso, ya incluso me gusta y poso para ellos. Dos japonesas me pidieron sentarse a mi lado a ver como dibujaba, ¿que curioso verdad? Entonces una de ella me dijo que me conocía, que sabia que me gustaba mucho dibujar y que visitaba de vez en cuando la ciudad y me había visto en diferentes lugares haciéndolo. Supongo que se confundiría con algún artista, no creo que nadie se fije en mis bocetillos pensaba yo.
    En el siguiente verano en que mi suegra estaba ya muy mal y no salimos de la ciudad, dibujé muchísimo, o al menos lo intentaba y fue cuando mas he disfrutado de mi afición, en muchas ocasiones se arremolinaban los viandantes a ver mi trabajo, a que les comentara cosas de ellos, pedirme mi dirección, tuve varias ofertas de compra, pero sobre todo era el interés de fotografiarme con mis bocetos, ya ni me molestaba cuando me pedían”nex”. Así que ya soy un dibujante callejero universal.
    Un día se acerco un muchacho a preguntarme por mi obra, le enseñé algo, pues realmente no me gusta mostrarla mucho y según a quien claro, son solo bocetos replico a veces malhumorado. Al rato volvió a ofrecerme que le diseñara la carátula de una CD para una maqueta que estaba grabando de hip hop, nunca me ha escrito después, pero fue bonito el encuentro.
    En estas tardes tórridas ha habido de todo, aún recuerdo a una pareja que de lejos miraba desde detrás de mi y les invite a acercarse, el hombre no hablo, pero ella, ella si que hablo, me disecciono mi obra mi libreta, quiso ver todo mi trabajo, quería ver mis retratos, ya le comente que en la libreta solo tenia algunas cosillas, comentaba el trazo, señalaba el como. Destrozaba mis líneas de proyección, criticó mi perspectiva y con razón claro, pero sin conocerme me dijo,” chico tu las líneas las tomas a tu libre albedrío”, a lo que le conteste que como podía hacerlo mejor en medio de la calle, sentado en el suelo sin regla, que tenia que tomarlo como era un apunte de campo. Después de todo ello quiso comprarme algo, insistió varias veces después de repasar todos y cada uno de mis dibujos, ya finalmente me decidí a darle mi tarjeta para que se pusiera en contacto conmigo mas adelante, pues estaban de paso, eran de Almería, una provincia que esta pegada a Granada. Su nombre era Pilar, quedé muy impresionado, una de sus frases fue, no te infravalores, después de repetirme hasta la saciedad mi falta de rigor en la geometría a lo que yo respondía que solo eran bocetos. También al ver mis creaciones, que es con lo que yo disfruto, me dijo “chico cuanto sufres, cuanto has sufrido, debe costarte muchísimo levantarte cada mañana.”
    Después de despedirnos dibuje poco mas, me quedé reflexionando más de lo habitual y no solo porque aun me duraban los efluvios de unas cuantas copas que había tomado ese día después de la comida. Recogí todo y fui a ver a un pintor que estaba trabajando dos calles mas abajo, es profesor de la Facultad de Bellas Artes de Granada, su nombre es Juan Pedraza, estuvimos hablando un rato y le comente algo de lo que me había pasado. Siempre quería ver que había dibujado, me resultaba embarazoso, pero no podía negarme, se lo enseñé y ya aproveche para comentarle una perspectiva que al parecer estaba mas, a lo que me replicó que no, bueno las verdad no lo se. Pero lo que si es cierto es que intenté rehacer todo el estudio y lo colgué en mi página aludiéndola a ella, para que cuando lo viera se acordara de nuestra conversación, es mas ella me preguntó que como la recordaría cuando me escribiera que esto sería en el mes de Septiembre, ya ha pasado casi un año….
   Aquí termina una tarde mas entre vapores de alcohol y sueños perdidos. Muchas gracias por leerme

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