lunes, 24 de septiembre de 2012

LA GRAN VIA DE COLÓN


          La Gran Vía de Colón en Granada es consecuencia, como otras Grandes Vías, de un desarrollo urbanístico necesario, más o menos discutible, que impuso una sociedad que demandaba un trazado racional que facilitara las nuevas necesidades económicas, de comunicación, salubridad, higiene o decoro de la ciudad. Unas fueron diseñadas como eje principal de un Plan de Ensanche, como la de Bilbao, y otras, como el caso de la de Granada o Valencia, se proyectaron dentro de un plan de actuación de Reforma Interior en la trama urbana del casco histórico.
     La Gran Vía de Colón de Granada, la llamada inicialmente calle Colón, presenta en su particular historia algo excepcional: un proyecto urbano único para la construcción de la Gran Vía (tal como lo podemos entender hoy), redactado por el arquitecto municipal con sus pertinentes memoria, mediciones y presupuesto, pliego de condiciones (que se pueden ver en una de las vitrinas), para el correspondiente promotor, creado entonces para tal fin, La Reformadora Granadina. Una anécdota, también única, que describe bien las aspiraciones de la definitivamente pujante burguesía de principios del siglo XX, es la construcción en su inicio de una réplica exacta de un edificio parisino premiado allí el año anterior 1899, y que es el edificio de la actual Caja Rural, encargado a Ángel Casas
     No se puede hablar de un estilo homogéneo en relación a las construcciones acometidas en este nuevo espacio, el eclecticismo arquitectónico es la línea predominante. A pesar de los cambios que se han realizado durante este siglo, de los periodos de abandono, dejadez y actualmente recuperación de la dignidad funcional y urbana de la Gran Vía,
    Ayer, veintiocho de mayo del año dos mil doce volví a sentarme en las escaleras de tan precioso inmueble, frente al edificio Colón. Otra vez dispuesto a comenzar de nuevo a plasmar mi querida ciudad en mi cuaderno de dibujo, ya lo había intentado hacer el verano pasado, algo había conseguido, un esbozo muy trabajado, algunas fotos de lo transeúntes, algun aplauso y por supuesto alguna dura crítica.
     Este primer día de trabajo de campo a solo 34º centígrados, fue bueno, aunque muy duro, en los primeros días el apunte es muy duro, buscar la localización, el trozo que deseo plasmar y con todo ello y un palito ir poco a poco encajando algo tan grandioso en un trozo de papel, estando sentado en el suelo, no siempre limpio, con la indumentaria propia de un chico de quince años (la que uso habitualmente) y no por su talla…
    Todo perfecto, menos en el resultado; pero todo se andará, algun día me saldrán cosas medianamente bonitas, no en vano voy guardando mis bocetillos para comprobar mis escasos avances y sentirme un auténtico estudiante de arte. Ya hoy el trabajo será menos duro, ya no me tengo que esconder de los mirones, pues hay algo que mostrar, aunque se que lo peor esta por llegar, cuando realice las nuevas mediciones y compruebe que ninguna es válida, parecerá que alguien las hizo por mi o que incluso el edificio ha cambiado su estructura, su tamaño e incluso de lugar…..
     Dicho esto, que no es sino comentar un estado diferente de percepción en un día donde el mercado de valores español está haciendo mínimos multianuales, invito a quien quiera y pueda me visite aunque sea de incógnito en las próximas dos semanas que es lo que suelo tardar en terminar el boceto, puesto que mas tiempo ni el propio papel puede aguantar mas mis envites.
    En la meseta superior de las escaleras podrán contemplar a un hombre maduro, muy maduro, en pantalón corto, con una libreta preciosa hecha con trozos de cuero viejo cosida manualmente y con su estuche a juego para los útiles en el suelo. Con unos lápices verdes en su mano, sandalias de piel hechas a mano también. Ese soy yo, Juan.

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