lunes, 24 de septiembre de 2012

EL CÁLAMO Y LA MANCHA


EL CÁLAMO Y LA MANCHA ( Prólogo del proyecto Granada- Portsmouth)


        Las caligrafías orientales tienen un fundamento ideográfico, sin embargo, la escritura árabe tiene sencillas formas básicas, pero es irregular en las proporciones, porque pequeñas formas redondas se encuen­tran junto a largos y finos trazos verticales, y los arcos redondos resaltan hacia abajo. En una línea de escritura existe siempre un desequili­brio entre una parte superior demasiado vacía y una parte inferior llena de muchas formas pequeñas.
        Desde sus orígenes, los calígrafos se esforzaban por crear una armonía; por ejemplo, ampliaron los extremos superiores de las letras en forma de hojas, o llevaron los extremos infe­riores en elegantes arcos hacia arriba y los hacían "florecer" en formas vegetales, o dejaban que las propias letras se retorcieran, doblaran y entrelazaran, esto le da una plasticidad única al conjunto, además de una variedad ilimitada.
       De esta manera surgió la escritura cúfica "floreciente" o "adornada'; en la que la escritura apenas resaltaba ante un fondo de motivos florales y de hojas. Los extremos de las letras fueron incluso ampliados formando cabezas humanas o de animales, Añádase a ello, además, la nutrida puntuación de la mayoría de las letras árabes y los caracteres auxiliares de esta escritura, los cuales, siendo optativos, permiten adornar la composición a gusto del artista, pero esto nunca sucedió en los ejemplares del Corán, sino en inscripciones de edificios o en vasijas, especialmente en las de metal.
      La armonía, y la paz que se desprenden de las caligrafías árabes o islámicas, son introducidas por el artista a la hora de darle el movimiento al cálamo, que es lo esencial en su escritura, al contrario que en las orientales, donde prima más el paisaje y el pincel, a los que se les da el principal protagonismo.
       Uno de los motivos que más admiración causan en la preciosista ornamentación de la Alhambra de Granada es la caligrafía árabe que, en distintos estilos adorna estucos, madera y azulejos. Su más célebre enunciado es: “No hay más vencedor que Allah”, el emblema nazarí por excelencia, escrito en letra cursiva. Pero, además de ello y de las abundantes citas coránicas, destaca la poesía que traza un hilo conductor que se puede perseguir por zócalos, fuentes y jambas.
     Las paredes de la Alhambra vuelven a hablarnos en la bella lengua de la literatura nazarí de aquella época, pues sus muros están llenos de decoración caligráfica  Los poemas realizados por tres poetas de la Corte de Granada, Ibn al-Yayyab (1274-1349), Ibn al-Jatib (1313-1375) e Ibn Zamrak (1333-1393), que fueron secretarios de la cancillería real y primeros ministros. De entre ellos Ibn Zamrak es considerado como el más brillante de los poetas
       No podía comenzar de otro modo el prólogo de este libro, de este conjunto de obras que hablando de la fuerza de atracción que produce en mí este monumento tan emblemático, pero desde el punto de vista de la escritura.
       Las posibilidades que se han abierto en este proyecto colaborativo son innumerables, no sabemos hasta donde vamos a llegar, puesto que aún están abocetándose las primeras formas, aunque ya precisas muy huidizas en estos momento, estamos tanteando las posibilidades de acercamiento, unión y posterior comunión de dos formas de crear, entender y plasmar  una misma cosa.    
      Este trabajo realizado por dos personas que sólo han tenido contacto a través de sus charlas en Internet, (nos hemos conocido viendo nuestros respectivos trabajos, siendo los dos artistas plásticos, Arturo ya es un reconocido creativo y yo Juan, aún sigo estudiando en la Escuela de Arte) parte de una idea única, comenzar creando un objeto plástico y su mensaje, en este primer caso ha sido la primera página de un libro de artista, en la que el gibraltareño Arturo ha creado una fantasía a color, en maravilloso papel artesano del Himalaya, la cual ha doblado y cortado, me lo ha enviado para que pudiera olerlo, tocarlo y sentir sus latidos, en definitiva conocer su vida interior y así hacer llegar el mensaje que contiene al mundo a través de un relato, de una historia.
     En esta primera fase ha sido muy difícil lograr un equilibrio entre forma y fondo, entre los dos necesitábamos seguir un camino construido sin que se notara el cambio de mano ni de mente, era preciso continuar la obra construida sin dañarla, sin herirla, sin tan siquiera embellecerla ( en el caso que fuera capaz de lograrlo) es más, apenas quería tocarla, sólo quería y necesitaba seguir llevándola por la senda ya creada y así lograr una simetría, pues él tendrá que volver a continuar la línea de trabajo desde el punto de vista que yo le he indicado en mi diálogo visual y artístico y así lograr armonizar el conjunto.
     Yo conocía la primera pieza, la había visto en fotografía, sabía que se trataba de una abstracción y fusión de la dualidad Juan y Granada, había logrado ensamblar algo con  tinta y papel, usando como elemento homogeneizador sólo algunos colores, pero sobre todo lo había conseguido usando una cuchilla, pues después de unir, pegar y trasportar todos los elementos, los volvió a descomponer para construir un nuevo volumen. Al darle esta nueva dimensión de origami cambiante, me llevaba de la mano para que pudiera  construir la parte del trabajo que me correspondia, y que era la de poner nombre y forma al conjunto, me había llevado a escribir sobre la “libélula” que revoloteaba sobre mi cabeza después de haber estado atrapada en su cápsula, después de haber sido una ninfa, después de haber llegado desde tierras lejanas.
    Esta “libélula”, se ha liberado, ha comenzado una nueva vida, pero ya como un ser distinto, pues Arturo la convertirá en un ser peculiar, sutil y… Esperemos que poco a poco desvele la verdad de este odonato que guarda celosamente en su estudio de Waterlooville.
     Me siento feliz de este comienzo, de poder interactuar con este artista en una obra que pretende tener contenidos entrelazados, unir forma y fondo, letra y color gracias a las ilustraciones de mi colega y el verbo que yo pondré en cada una de ellas. El cálamo nuevamente intentará hacer florecer las letras, para unificar toda la obra, que acaba de comenzar y a  la que no le hemos puesto fin, la dejaremos que crezca y se reproduzca cuanto quiera. Es un desafío que amo desde sus orígenes y al que pondré todas mis energías e ilusión.
          

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