jueves, 27 de septiembre de 2012

LA PUERTA DE LA JUSTICIA

      Cuenta una leyenda sobre la puerta de la Justicia de la ciudad de Granada .En la que se encuentra una llave en el arco interior y una mano en el exterior, que: el día que la llave del arco interior de la Puerta de la Justicia y la mano de su arco exterior se unan, es decir, si la Alhambra cae, será por que ha llegado el fin del mundo.
      Traspasando ese arco tras mi paseo por la recién descubierta ciudad como estudiante y acompañado por mi amigo cordobés Eduardo Lama llegábamos a una suave adoquinada y ultima cuesta de este precioso recinto, ya estábamos en el interior de las murallas. Al mirar a mi alrededor vi que estas estaban formadas por sillería en piedra, pero un tanto extraña, pues estaban cortadas estas lozas en forma bastante larga para el poco espesor que tenían, ya acercándome pude ver algo que parecía como inscripciones. Rápidamente tuve la respuesta de boca de mi amigo.
     Pausadamente, me explico: guanche (como el me llamaba) Isabel de Castilla decidió reforzar la muralla que va desde la Puerta de la Justicia a la Plaza de los Aljibes, y lo hizo con las lápidas del cementerio real de la Alhambra. Hoy en día aún se pueden apreciar los cantos de estos testigos marmóreos funerarios y como fueron dispuestas en esta muralla de muerte.
      La imagen de la famosa película la Lista de Schindler, en la que aparecen los judíos pisando una especie de carril construido con las lápidas de sus muertos tiene un reflejo pasado en la Alhambra.
    Estos largos paseos de primavera eran preciosos, agua, mucha agua corría por las acequias, y el verde tan profundo con que nos obsequiaba la naturaleza lo hacia todo mas bucólico. Ya no recordaba aquellos días, pues han pasado mas de treinta años, hasta que esta mañana al deshacer un pergamino que no se como llego a mis manos, volví a ver la imagen, aquello fue como si un caballo me hubiera pegado una gran coz en la cabeza.
    Deshago el nudo de mi arrugado y maltrecho rollo. Era como si después de muchos siglos alguien volviera a abrirlo, crujía al intentar desdoblarlo para así poder ver de qué se trataba aquello, mis manos temblaban, de su interior caían hojas, revoloteaban pájaros por mi cabeza.
     Esta piel era de una textura similar a la de cocodrilo, pero en su interior se encontraban esas inscripciones que ya viera en aquella ocasión por primera vez y que siempre volvería tocar cada vez que volvía, pues ya nunca mas abandone esta magnifica ciudad.
     Las palabras que había en el interior de este hermoso legajo pertenecía a un poeta que recientemente había conocido, era Arturo Casciaro y que desde Inglaterra me mandaba una hermosísima poesía en la que incorpora arte visual junto con repeticiones en dos idiomas para recalcar la realidad que nos rodea y nos exprime hasta la extenuación, al hacernos bailar el “baile de la muerte”, adentrándonos así en la profunda reflexión en la que nos deja tras volver a cerrar el manuscrito.
   Encantador trabajo Arturo Casciaro, me ha encantado tanto la factura, como el trasfondo. Muchas gracias por haberme hecho disfrutar de tu creación. Un abrazo.

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